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Cuando hayas perdido el propósito

 Cuando hayas perdido el timón de tu nave…

La primera sensación es la de estar a la deriva, sin rumbo.  Y da miedo.

 

No pierdas la calma.

Respira profundo.  Una, dos, tres veces. Vuelve a respirar y presta atención al aire que entra hacia los pulmones.

Que ese respirar te conecte con tu momento actual, con tu situación, con tu entorno.

Comienza a reconocer dónde estás, comprendiendo desde el alma lo que está a tu alrededor.

 

Ahora, mira al cielo.

Recórrelo con la mirada y encuentra tu estrella guía, esa que está conectada íntimamente con tu alma.

Esa que te da el nombre.

Tal vez, sea la primera vez que se encuentren.  Tal vez, todavía no sepas cómo se llama.  Pero se van a reconocer mutuamente.  Y ella, como estrella que es, hace mucho tiempo que está esperando para encontrarse con tu mirada.

Su luz es la tuya.

 

Sin pensar, sin cuestionar, empieza a sincronizarte con ella.  Si la ves pulsar, tiene un ritmo.

Si tu mente permanece en silencio, al cabo de un tiempo vas a reconocer la melodía.

Permite vibrar en la misma frecuencia que ella.

 

Ahora tu mirada vuelve al entorno y comprendes que no hay diferencia entre dónde estás tú y el cielo de tu estrella.

Incluso se hace visible el flujo de las corrientes de tiempo y la energía a tu alrededor.

Tal vez, no puedas identificar las formas, tal vez sólo una parte.

Te das cuenta que están en movimiento y que las direcciones no son permanentes.  Como las corrientes en un río.

 

Y recuerdas que eres una hoja flotando sobre el agua y que el río donde viajas tiene su propia dirección.

Que las corrientes cercanas a ti pueden arrastrarte hacia una orilla o la otra, pero que hay una corriente que las abarca a todas.

Recuerdas que luchar contra esas corrientes aumenta la agitación y sólo incrementa la confusión.

 

Entonces, permaneces en calma.

Vuelves a respirar… Una, dos, tres veces.  Y te entregas  al cielo reflejado en ese río, con el brillo y la melodía de tu estrella en la mente.

 

Y, cada tanto, cuando la noche se hace más oscura, vuelves a mirar al cielo y se reconocen.  Y vuelven a sincronizarse sólo encontrándose en la mirada.

 

Namasté

 

Serapis Bey y Gabriel

Canalizado por Mariela Gingarelli (7-05-2021)




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