Para multiplicar los talentos del
Señor comienzo con la luz de los chacras.
Cada chacra emana
anillos concéntricos de colores. La salida
y entrada de energía que acompaña el proceso señala la integración del alma con
el cuerpo cuando entra en comunión con la Presencia YO SOY.
Se espera que haya
una liberación continua de anillos tanto desde el corazón como de cada chakra. Esta liberación es posible cuando el
individuo utiliza conscientemente los chakras como centros distribuidores de
las energías de la Presencia YO SOY.
En otras palabras,
el aura está rodeada por anillos concéntricos que provienen del corazón y de
cada uno de los chakras. Éstos están en
concordancia con los pétalos y las correspondientes frecuencias de color de
cada chakra:
·
Base
de la columna: 4 pétalos, color blanco
·
Sede
del alma: 6 pétalos, color violeta
·
Plexo
solar:10 pétalos, color morado salpicado de oro
·
Corazón:
12 pétalos, color rosa
·
Cámara
secundaria del corazón: 8 pétalos, color rosa dorado
·
Garganta:
16 pétalos, color azul
·
Tercer
ojo: 96 pétalos, color verde
·
Coronilla:
962 pétalos, color amarillo
Los chakras son las
ruedas de la ley de la existencia de un hombre a través de las cuales van y
vienen las energías divinas de Su ser para la integración de su conciencia
solar con los planos de autoconciencia divina.
Pedro fue el
discípulo que se acercó a Jesús para aprender el control divino del flujo de
energía. Para lograrlo se le pidió que
dominara el miedo y la duda, el cuestionamiento y la curiosidad de la mente
carnal emociones todas que proceden del sentimiento de separación de Dios que
tiene el ego.
Aquellos que
quieran seguir a Jesús siempre tendrán que enfrentarse a estos retadores: miedo, duda, la muerte y la mortalidad.
En una ocasión
Pedro preguntó a Jesús: “Señor, ¿cuántas veces pecará mi hermano contra mí y yo
lo perdonaré?”
Perdonar
es liberar,
y liberar al hermano o hermana es un regalo que está al alcance de la
mano. En realidad es liberarse a uno
mismo de la esclavitud del ego. Para
perdonar es necesario estar libres de miedo, vanidad y falsedad, rebelión
contra la ley, envidia y celos y especialmente de las tendencias vengativas que
acosan a la conciencia del ego. Debe
estar libre de la autocompasión, remordimiento, ingratitud y del sentimiento de
autojustificación. Pero, por sobre todo,
debe despojarse del amor propio, la
autocrítica y el odio de sí mismo.
Las energías de la
libertad están ancladas en el chakra de la sede del alma (entre el
ombligo y la base de la columna). Éste
es el lugar donde se puede atraer la acción del séptimo rayo transmutador. A
través de este rayo, los delitos menores del mal uso de las energías de los
chakras pueden transmutarse.
La sede del alma es
el lugar donde el alma está anclada al cuerpo etéreo (de la memoria) y al
cuerpo físico. Es el chakra de la
libertad.
El séptimo rayo es
el del Orden Ceremonial o Magia. Algunos
de los nombres por los que se los conoce son:
∞
El
creador de la forma
∞
El
guardián del templo
∞
El
divino trabajador alquimista
Este rayo permite
que los otros siete puedan hacer su trabajo. Las cualidades de este rayo son:
ô Poder de crear
ô Poder de colaborar
ô Poder de pensar
ô Revelación de la belleza de Dios
ô Poder mental
ô Poder de vivificar
Los siete rayos
deben anclarse en cada uno de los siete
chakras.
Es un requisito que
se cumpla con la ley de los siete chakras en cada uno de los planos de
conciencia divina. En este sentido, una vez alcanzado el dominio del corazón,
tal poder debe transferirse a cada uno de los otros chakras. Ésta será la
realización de los 7 rayos.
Habiendo alcanzado
el dominio de los siente en los siete, estaremos listos para la elevación a la
potencia del diez.
El chakra del plexo
solar tiene diez pétalos. El plexo solar
es el vehículo a través del cual se pasa la iniciación de la prueba de las
emociones y del control divino de éstas a través del Ego Divino que se pone en
evidencia como resultado de la rendición del ego humano.
El cuerpo del deseo
está anclado y libera su energía a través del plexo solar. Los hombres tienen
impedimento en el cumplimiento de su plan divino sólo en la medida en que sus
afanes no reflejan el deseo de Dios de ser, la plenitud de la vida de la verdad
y del amor. Cuando la humanidad cede todos los deseos menores al deseo superior
del Ser Universal, la energía del cuerpo del deseo impulsa hacia el
cumplimiento de la voluntad de Dios y el propio patrón interno del alma se
imprime en los cuatro cuerpos inferiores.
La presencia del
Sol en el plexo solar, es la energía que multiplica el dominio del amor en el
corazón; de la sabiduría en la coronilla; de la pureza, la acción y el flujo en
la base de la columna; de la libertad en el alma; de la visión en el tercer
ojo; del servicio en el plexo solar y de la Palabra Sagrada en la garganta.
Esta energía
multiplicadora puede amplificar las virtudes o las perversiones de los otros
chakras. De esta manera, conociendo la ley, la humanidad debe elegir cómo va a
utilizar las energías divinas y de qué manera liberará la energía de los siete
chakras.
Corresponde al
alma, cuando habita en el tiempo y en el espacio, lejos de la presencia del
señor (Yo crístico y la Presencia YO SOY) utilizar los talentos recibidos
(rayos) y utilizarlos para multiplicar la esencia del Espíritu en los planos de
la materia.
La alegría del
Señor es la energía jubilosa del sexto rayo (el de la devoción) anclada en el
plexo solar para la multiplicación de las energías de la vida. Y una forma de
incrementar esta energía multiplicadora es la oración.
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