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El Aura Humana Resumen del Cap 10: El dominio de los siete en los siete

Para multiplicar los talentos del Señor comienzo con la luz de los chacras.

Cada chacra emana anillos concéntricos de colores.  La salida y entrada de energía que acompaña el proceso señala la integración del alma con el cuerpo cuando entra en comunión con la Presencia YO SOY.
Se espera que haya una liberación continua de anillos tanto desde el corazón como de cada chakra.  Esta liberación es posible cuando el individuo utiliza conscientemente los chakras como centros distribuidores de las energías de la Presencia YO SOY.
En otras palabras, el aura está rodeada por anillos concéntricos que provienen del corazón y de cada uno de los chakras.  Éstos están en concordancia con los pétalos y las correspondientes frecuencias de color de cada chakra:
·         Base de la columna: 4 pétalos, color blanco
·         Sede del alma: 6 pétalos, color violeta
·         Plexo solar:10 pétalos, color morado salpicado de oro
·         Corazón: 12 pétalos, color rosa
·         Cámara secundaria del corazón: 8 pétalos, color rosa dorado
·         Garganta: 16 pétalos, color azul
·         Tercer ojo: 96 pétalos, color verde
·         Coronilla: 962 pétalos, color amarillo

Los chakras son las ruedas de la ley de la existencia de un hombre a través de las cuales van y vienen las energías divinas de Su ser para la integración de su conciencia solar con los planos de autoconciencia divina.
Pedro fue el discípulo que se acercó a Jesús para aprender el control divino del flujo de energía.  Para lograrlo se le pidió que dominara el miedo y la duda, el cuestionamiento y la curiosidad de la mente carnal emociones todas que proceden del sentimiento de separación de Dios que tiene el ego.
Aquellos que quieran seguir a Jesús siempre tendrán que enfrentarse a estos retadores: miedo, duda, la muerte y la mortalidad.

En una ocasión Pedro preguntó a Jesús: “Señor, ¿cuántas veces pecará mi hermano contra mí y yo lo perdonaré?”
Perdonar es liberar, y liberar al hermano o hermana es un regalo que está al alcance de la mano.  En realidad es liberarse a uno mismo de la esclavitud del ego.  Para perdonar es necesario estar libres de miedo, vanidad y falsedad, rebelión contra la ley, envidia y celos y especialmente de las tendencias vengativas que acosan a la conciencia del ego.  Debe estar libre de la autocompasión, remordimiento, ingratitud y del sentimiento de autojustificación.  Pero, por sobre todo, debe despojarse del amor propio, la autocrítica y el odio de sí mismo.
Las energías de la libertad están ancladas en el chakra de la sede del alma (entre el ombligo y la base de la columna).  Éste es el lugar donde se puede atraer la acción del séptimo rayo transmutador. A través de este rayo, los delitos menores del mal uso de las energías de los chakras pueden transmutarse.
La sede del alma es el lugar donde el alma está anclada al cuerpo etéreo (de la memoria) y al cuerpo físico.  Es el chakra de la libertad.

El séptimo rayo es el del Orden Ceremonial o Magia.  Algunos de los nombres por los que se los conoce son:
              El creador de la forma
              El guardián del templo
              El divino trabajador alquimista
Este rayo permite que los otros siete puedan hacer su trabajo. Las cualidades de este rayo son:
ô  Poder de crear
ô  Poder de colaborar
ô  Poder de pensar
ô  Revelación de la belleza de Dios
ô  Poder mental

ô  Poder de vivificar

Los siete rayos deben  anclarse en cada uno de los siete chakras.
Es un requisito que se cumpla con la ley de los siete chakras en cada uno de los planos de conciencia divina. En este sentido, una vez alcanzado el dominio del corazón, tal poder debe transferirse a cada uno de los otros chakras. Ésta será la realización de los 7 rayos. 
Habiendo alcanzado el dominio de los siente en los siete, estaremos listos para la elevación a la potencia del diez.
El chakra del plexo solar tiene diez pétalos.  El plexo solar es el vehículo a través del cual se pasa la iniciación de la prueba de las emociones y del control divino de éstas a través del Ego Divino que se pone en evidencia como resultado de la rendición del ego humano.
El cuerpo del deseo está anclado y libera su energía a través del plexo solar. Los hombres tienen impedimento en el cumplimiento de su plan divino sólo en la medida en que sus afanes no reflejan el deseo de Dios de ser, la plenitud de la vida de la verdad y del amor. Cuando la humanidad cede todos los deseos menores al deseo superior del Ser Universal, la energía del cuerpo del deseo impulsa hacia el cumplimiento de la voluntad de Dios y el propio patrón interno del alma se imprime en los cuatro cuerpos inferiores.
La presencia del Sol en el plexo solar, es la energía que multiplica el dominio del amor en el corazón; de la sabiduría en la coronilla; de la pureza, la acción y el flujo en la base de la columna; de la libertad en el alma; de la visión en el tercer ojo; del servicio en el plexo solar y de la Palabra Sagrada en la garganta.  
Esta energía multiplicadora puede amplificar las virtudes o las perversiones de los otros chakras. De esta manera, conociendo la ley, la humanidad debe elegir cómo va a utilizar las energías divinas y de qué manera liberará la energía de los siete chakras.
Corresponde al alma, cuando habita en el tiempo y en el espacio, lejos de la presencia del señor (Yo crístico y la Presencia YO SOY) utilizar los talentos recibidos (rayos) y utilizarlos para multiplicar la esencia del Espíritu en los planos de la materia.
La alegría del Señor es la energía jubilosa del sexto rayo (el de la devoción) anclada en el plexo solar para la multiplicación de las energías de la vida. Y una forma de incrementar esta energía multiplicadora es la oración.

                                                                                                                                   
                                                                                            Resumen realizado por Mariela Gingarelli

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