Siete
rayos, siete cualidades, siete energías, siete fuerzas.
Un
sentido, un propósito
Hay que transitarlos todos.
Cada uno de nosotros debe transitar y
apropiarse de cada rayo, y eso puede llevar más de una vida. Así como a la humanidad le está llevando
muchas generaciones transitarlos.
Algunos ya se desactivaron en este sistema,
otros todavía no están activos porque no estamos preparados.
Como es arriba es abajo
Un destructor para comenzar y cerrar los
ciclos. Con el color del sol (ese que
nos hace cerrar los ojos cuando miramos)
Un constructor lleno de amor para
materializar la idea. De color amarillo
rosado como los amaneceres y atardeceres.
Vibrando en sintonía con Mercurio
Una mente para enriquecer y adaptar la idea
con inteligencia. Índigo y azul, con
destellos metálicos del bronce. Acompañado por Venus.
Un multiplicador de la idea en forma de
belleza y capaz de expresarlo en todas y nuevas formas. Envuelto en un manto verde que todo lo
abarca. Saturno vibra con él.
Un observador de las reglas Universales,
buscador de la verdad que se repite hacia adentro y hacia afuera. El punto de unificación entre lo que es
visible y lo que se puede captar sólo con la mente abierta. Teñido de un violeta como la noche cuando se
ilumina con la luna llena.
Uno para comprender la pena y el sacrificio,
para hacer carne el desapego y trabajar en pos del amor que es el propósito.
Marte vibra aquí entre el azul y el rosado.
Un alquimista y protector de las puertas del
templo que somos nosotros mismos. Para
que una vez finalizada su construcción, podamos apreciar la obra en conjunción
con el UNO y empezar nuevamente a crear.
Y todo se ilumina de un claro y brillante azul con la benevolencia de
Júpiter.
Donde quiera que estemos, acompañados e
iluminados como estamos, TENEMOS TRABAJO QUE HACER.
Resumen realizado por Mariela Gingarelli
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